Una vez que Hakimi aprendió a controlar a Vinicius; que Paredes, Verratti y Messi (jugando prácticamente como un enganche) se hicieron los dueños del medio; y que Mbappé encontró los espacios para correr, el PSG mandó. Antes el propio Mbappé lo había tenido dos veces (y una fue gol anulado por offside de Nuno Mendes), Neymar también y Messi, tras una hermosa pared con el crack brasileño, había llegado al fondo para enviar un centro que no encontró a nadie.